Allí nos encontramos vecinos, maestros y niños compartiendo la conciencia de estar en el mismo lugar del mundo. Allí pintaron manos, cantaron voces y se abrieron ojos de todos los colores y sabores. Argentinos, bolivianos, paraguayos, peruanos, chilenos y uruguayos nos juntamos sin preguntar de dónde había salido cada uno.
Nos juntamos para exigir y, a la vez, realizar la construcción de una escuela.
A exigirla porque es una necesidad, porque las escuelas del sur de la Ciudad de Buenos Aires están superpobladas y porque está el terreno, está el plano y está la plata.
Y a realizarla porque nos juntamos para hacer cuerpo la idea de Escuela Pública: enseñar y aprender con otros, sin intercambios materiales, mirando, escuchando, diciendo y creando colectivamente.
Hubo un mural colectivo -pintado por todos y en base a bocetos de alumnos trabajados en clases-, talleres de ajedrez, cocina, percusión, malabares, títeres, pintacaras, armado colectivo de una frase para el mural, dibujos en la calle, alfombra de libros, exposición de trabajos de los alumnos, almuerzo compartido, pintada de guardapolvos, radio abierta, fútbol, bailes, danza árabe, folklore, payasos, teatro comunitario y murga.
Ojalá las imágenes sean claras, florezcan y sigan construyendo esperanza.
2 comentarios:
Por la trama de hormigas colectivas, entremezcladas, por la belleza de lo justo…“Y nosotros, de nuevo, y quien sabe hasta cuándo, frente a frente, viendo perderse por los caminos de la tierra a todos aquellos que se llevan nuestras manos. Y anotando cada día en nuestras libretas de lecciones estas pequeñas escenas, para repetírnoslas una vez más y para tratar de hacer de este trabajo no servidumbre, sino creación, el único derecho que no nos pueden negar" . Jesualdo. Vida de un maestro.
Un abrazo
Laura.
Hermosas y profundas palabras. Gracias Laura por compartirlas con nosotros. Y que así sea, siempre, mientras nuestras fuerzas nos lo permitan y cuando nos abandonen también, que nuestro trabajo sea creación y que sepamos oponerla a quienes intentan negarnos ese derecho... que todavía son muchos.
Un saludo grande.
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