Queríamos compartir un texto con algunas ideas que nos generaron discusión y que nos interesa compartir con todos para seguir escuchando voces.
No es una opinión cerrada, sino un camino al intercambio.
No es un compromiso editorial, simplemente una piedrita para agitar las aguas, un surtidor de discusiones...
Escuchamos al que quiera opinar. Nos encantaría ser más voces.
Polémica porcina
Pasan las elecciones y de repente en la tele y en otros medios aparecen 100.000 enfermos. Emerge una EMERGENCIA. Resulta que la salud estaba en crisis.
Las escuelas cierran; los shoppings, no. Los colectivos siguen andando: obreros hacinados, cultivos chacinados.
Pareciera que si los alumnos no van a la escuela, los maestros nada tienen que hacer en la escuela. ¿Guardias de qué? Así sería si la escuela fuera un depósito, un galpón de contención.
En cambio, si la escuela es un lugar de creación, de invención y producción de conocimiento, no tendría que ser así. ¿O no?
¿Por qué no ir a pensar un proyecto común?
Los maestros pusimos el pecho cuando los virus volaban en las aulas y no en la tele. ¿Por qué no seguir con ese valor, pero sin riesgos, con ese ejemplo de solidaridad necesario? ¿Por qué no aprovechar para compartir experiencias, aprender de los compañeros, socializar victorias y desconciertos? ¿Por qué no pensar soluciones colectivas a problemas colectivos?
Si es peligroso viajar ¿no es peligroso también para nuestros vecinos, parejas y hermanos, que también son trabajadores?
¿Por qué si el obrero, papá de nuestros pibes, va de a 30, nosotros no podemos ir de a 3, de a 5, de a 10?
¿Y si nos juntamos igual –con precauciones, claro– a pensar algo distinto?
Las escuelas cierran; los shoppings, no. Los colectivos siguen andando: obreros hacinados, cultivos chacinados.
Pareciera que si los alumnos no van a la escuela, los maestros nada tienen que hacer en la escuela. ¿Guardias de qué? Así sería si la escuela fuera un depósito, un galpón de contención.
En cambio, si la escuela es un lugar de creación, de invención y producción de conocimiento, no tendría que ser así. ¿O no?
¿Por qué no ir a pensar un proyecto común?
Los maestros pusimos el pecho cuando los virus volaban en las aulas y no en la tele. ¿Por qué no seguir con ese valor, pero sin riesgos, con ese ejemplo de solidaridad necesario? ¿Por qué no aprovechar para compartir experiencias, aprender de los compañeros, socializar victorias y desconciertos? ¿Por qué no pensar soluciones colectivas a problemas colectivos?
Si es peligroso viajar ¿no es peligroso también para nuestros vecinos, parejas y hermanos, que también son trabajadores?
¿Por qué si el obrero, papá de nuestros pibes, va de a 30, nosotros no podemos ir de a 3, de a 5, de a 10?
¿Y si nos juntamos igual –con precauciones, claro– a pensar algo distinto?
Maestros del 13
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